Treinta y cinco años han tenido que pasar para que la formación original de Black Sabbath (sin contar finalmente con el batería Bill Ward) haya vuelto a reunirse para grabar un nuevo trabajo en estudio. Retrocediendo treinta y cinco años atrás en el tiempo, encontramos a una banda con problemas entre sus miembros y especialmente en la figura del cantante Ozzy Osbourne. Ozzy había dejado la formación unos meses antes de entrar a grabar el que sería su último álbum hasta la fecha (Never Say Die, 1978), debido principalmente a sus problemas con las drogas y a asuntos económicos personales. El resto de los miembros deciden buscar un sustituto para las voces, mientras graban nuevos temas para el disco. El elegido en un principio es el ex vocalista de Fleetwood Mac, Dave Walker, con el que empiezan a grabar las maquetas para el nuevo trabajo discográfico. Sorprendentemente Ozzy aparece en escena y vuelve a la banda con la única condición de que no cantaría las letras compuestas por Walker. El distanciamiento con el guitarrista Tony Iommi empieza a ser total, y la banda se mete en el estudio en enero de 1978 para grabar Never Say Die, su octavo disco de estudio. El disco resulta ser un fracaso, tanto en lo comercial como para la crítica especializada, y más en una banda del prestigio de Black Sabbath. Tras la posterior gira de presentación, Ozzy será expulsado de la banda y se reclutará al ex vocalista de Rainbow, Ronnie James Dio. Aunque ésa será otra parte de la extensa historia del grupo procedente de Birmingham.
En noviembre de 2011 se produce un acontecimiento de primer orden para el mundo del metal: la banda que había asentado las bases del género volvía a los escenarios con su formación original y con una gira y nuevo disco en camino (producido por el afamado productor Rick Rubin). Todo parece ir encaminado para que la legendaria formación británica vuelva a los escenarios, tras una serie de conciertos de reunión entre 1997 y 1999, pero la vuelta a la escena musical sufre el primer correctivo: Tony Iommi es diagnosticado en enero de 2012 de un linfoma, en su primera etapa, y debe recibir quimioterapia. El segundo correctivo no tarda en aparecer: el batería Bill Ward anuncia que no participará ni en la grabación del nuevo disco ni en la posterior gira de presentación, debido a motivos contractuales aunque se especula con que podrían ser más bien económicos. El resto de la formación decide continuar adelante sin Ward. Se anuncia que el nuevo disco llevará por título 13 y que para sustituir a Ward a la batería se contará con la participación del ex batería de Rage Against the Machine y Audioslave, Brad Wilk. Rick Rubin hizo una escucha conjunta del primer disco de la banda (Black Sabbath, 1970), con la intención de que la banda pudiera inspirarse y volver al sonido primitivo de ese primer álbum.