lunes, 14 de noviembre de 2011

Opeth - Heritage (2011)





Cuando el alma mater de Opeth, Mikael Åkerfeldt, anunció que su próximo disco no contendría guturales ni elementos característicos del death metal, muchos pensaron en una vuelta de tuerca a su sonido y en una importante disminución de los decibelios. Su extraordinario álbum Damnation, publicado en el año 2003, parecía convertirse, hasta ahora, en la única excepción que confirmaba la regla: un disco de rock totalmente melódico, con toques acústicos y con un sonido muy ambiental y añejo. Es evidente que calificar a Opeth como una banda de death metal, aunque tenga claros elementos e influencias de este estilo, parece cuanto menos arriesgado. Siempre se han caracterizado por ser una formación con ganas de evolucionar, de no querer repetir el mismo disco continuamente pero con la clara idea de mantener su esencia.
En su décima observación (como a Åkerfeldt le gusta nombrar a sus discos de estudio) la banda va más allá de lo que presentó en Damnation. Nuevamente aparecen voces e instrumentación totalmente melódicas pero aquí se busca un sonido mucho más ligado a las raíces del rock progresivo más clásico y psicodélico fusionado con jazz y pequeñas pinceladas de otros sonidos nuevos para la banda (la portada ya da pistas de lo que nos podemos encontrar dentro). Åkerfeldt confesó haber cumplido su sueño de poder realizar un álbum como éste desde su juventud ya que había mamado de clásicos como Deep Purple, King Crimson o Camel. Por otra parte hay que destacar el sonido que se deprende a lo largo de todo el disco y que ha sido mezclado por el líder de Porcupine Tree, Steven Wilson, con el que Mikael mantiene una gran amistad. También hay que aplaudir el trabajo de todos los músicos participantes en esta obra, la cual ha sido grabada sin posteriores retoques y tal y como se realizaba décadas atrás. Sin duda un trabajo totalmente honesto y auténtico. A pesar de tratarse de un trabajo totalmente melódico, requiere de bastantes escuchas para poder llegar a asimilarlo en su totalidad ya que está lleno de detalles que lo convierten en un álbum francamente complejo. Quién sabe si Opeth volverán a retomar su sonido más extremo en el futuro o si seguirán explorando nuevos caminos a partir de este último trabajo. De lo que sí se podrá estar seguro es de que intentarán volver a realizar un álbum diferente a todo lo que hayan creado anteriormente. Si será mejor o peor, criticado o alabado, correrá a cargo del gusto del consumidor pero lo que está claro es que será otra muestra más de lo que estos suecos son capaces de llegar a hacer.


Lista de temas


Heritage (8) Se abre el telón de esta obra con una pieza instrumental en la que el piano clásico toma el protagonismo casi absoluto ya que se pueden apreciar unas notas de contrabajo como acompañamiento. Un tema que desprende grandes dosis de melancolía y romanticismo consiguiendo una muy buena obertura para el álbum.

The Devil's Orchad (9) Se trata del primer single del disco y empieza de forma bastante electrizante a cargo de las guitarras eléctricas, la batería y el bajo. Tras una brevísima pausa se vuelve a repetir el mismo inicio pero en este caso con la incorporación del órgano Hammond. El desarrollo del tema se compone de guitarras hipnóticas, ritmo de batería y bajo muy marcados y un órgano de fondo que desembocan en un estribillo simple y en clara referencia al filósofo alemán Nietzsche: "God is dead" ("Dios ha muerto"). La segunda parte del tema está marcada por un clímax lento en el que los teclados y el juego de las guitarras eléctricas se mezclan con los suaves ritmos de batería y bajo hasta que vuelve a subir la intensidad de la primera parte, solamente detenida por un nuevo cambio de ritmo lento en el que aparece un solo de órgano bastante vintage. Tras ello el tema se acerca a su final de forma apabullante, con solo de guitarra incluído, y con la vuelta del estribillo a modo de suave cierre. Excelente carta de presentación.

I Feel the Dark (8) Tras un magnífico inicio de guitarras acústicas junto con las primeras letras y unas delicadas notas del mellotron (un tipo de teclado muy popular en la década de los 60 y 70, sobre todo bastante utilizado por bandas de rock progresivo como King Crimson o Genesis), la banda consigue crear un ambiente muy tranquilo y oscuro. Tras un primer parón de descanso se da paso a una segunda parte más vibrante y pesada y que finaliza de la misma forma que comenzó.

Slither (7) Tema que sirve de homenaje al fallecido cantante Ronnie James Dio y en el cual se puede apreciar bastante la influencia del grupo Rainbow (banda comandada por el ex guitarrista de Deep Purple, Ritchie Blackmore, y en la que estuvo Dio antes de entrar en Black Sabbath y posteriormente comenzar su carrera en solitario). La canción muestra mucha presencia de sonidos hard rockeros y comienza con un genial riff de guitarra a la que le siguen unos excelentes redobles de batería y el toque setentero del órgano Hammond. Tras la caña despachada llega un final acústico a modo de contraste.

Nepenthe (7,5) La tranquilidad y la experimentación dominan por completo este tema. Una introducción muy suave de guitarras, bajo y batería ejecutada con escobillas (un tipo de baqueta compuesta de finos hilos y que es muy utilizada, sobre todo, en composiciones de jazz) da paso a unas estrofas muy bien ejecutadas por Åkerfeldt. La parte central sube en intensidad y se convierte en una explosión de jazz y experimentación con fuerte presencia de los teclados y guitarras eléctricas. A pesar de tener un desarrollo bastante lento, se trata de un muy notable y curioso tema.

Häxprocess (9) Comienzo suave de guitarras acústicas, muy bien acompañadas por bajo y batería. Las teclas comienzan a hacer acto de presencia y juegan con la voz de Åkerfeldt hasta llegar a una sección en la que se entrelazan una solitaria guitarra acústica, un delicado órgano y los sonidos de fondo de unos niños. Tras ello la guitarra acústica comienza a cambiar hacia un ritmo rápido que junto con el resto de instrumentos y la, nuevamente, dulce voz de Åkerfeldt consiguen crean una preciosa y elegante sección. Sin duda uno de los mejores momentos de todo el disco se da en este tema. Para finalizar un brillante solo de guitarra (fuertemente influenciado por el blues) acompañado de unas delicadas notas de bajo. Un tema simplemente magistral.

Famine (8) Unas delicadas notas de flauta travesera y unos marcados ritmos étnicos a cargo de los bongos consiguen crean un ambiente muy fantasmagórico y desconcertantes. Para aumentar esa sención se pueden apreciar de fondo los que parecen ser las risas del mismísimo demonio. De repente la introducción es rota por el piano y seguidamente Åkerfeldt hace una nueva demostración de su excelente registro vocal. La guitarra eléctrica comienza a subir en intensidad para dar paso a una sección muy progresiva y en la que aparece de nuevo la flauta travesera para ejecutar un solo (con claras influencias de Jethro Tull) junto con el acompañamiento del resto de los intrumentos y en donde el órgano toma mayor protagonismo. Para finalizar otra sección que recuerda a la del comienzo: carcajadas de fondo, órgano que se va perdiendo poco a poco y, en definitiva, un ambiente de carácter lúgubre. Sensacional corte.

The Lines in My Hand (8) El bajo y la batería vuelven a marcar una excelente sección rítmica que sirva para inciar este tema tan dinámico. Además del excelente trabajo de los anteriores instrumentos mencionados, se combina una buena alternancia de guitarras eléctricas con acústicas junto con unos precisos toques de teclados. Hacia el final el tema empieza a coger velocidad y se cierra de manera genial, destacando el órgano y los rápidos golpes de la batería. No llega a ser excelente pero sin duda es un gran tema.

Folklore (8,5) Åkerfeldt se luce al comienzo con su  guitarra eléctrica, de forma que consigue crear una extrordinaria manera de abrir el tema. El desarrollo es bastante tranquilo y ambiental, con una gran base de guitarras eléctricas que se mezclan con otras acústicas. Cambios de ritmo de partes más acústicas y ambientales con otras más enérgicas y eléctricas, mientras la voz de Åkerfeldt va alternando tonalidades. Tras un pequeño parón a cargo del bajo y el piano se llega a una parte final que va aumentando poco a poco y que acaba siendo apoteósica. Uno de los grandes temas, sin duda, de todo el álbum y en el que se respira un fuerte olor a rock progresivo setentero con cada segundo.

Marrow of the Earth (9) Se cierra el telón de esta obra con otra pieza instrumental. Al igual que el tema que abre el disco, sugiere sonidos melancólicos y suaves aunque en esta ocasión con presencia de guitarras que parecen llorar y que al final desembocan en un cierre mágico y extordinario junto con el órgano, el bajo y la batería. Maravillosa forma de cerrar el álbum.


CALIFICACIÓN: 8

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