Suele llegar el momento en el que cuando una banda quiere acercar su música al gran público debe pagar un precio alto por ello, casi siempre teniendo consecuencias directas en su propia música y por consiguiente en la personalidad que caracterizaba al grupo hasta ese momento, haciendo una música que contente a la mayoría del público para coseguir más fama y mayores beneficios económicos. Ejemplos como los de Queen (con la publicación de su disco Hot Space), Genesis (con discos como Invisible Touch o I Can't Dance) o Metallica (llegando al gran público con su Black Album) son solamente algunas muestras de cambio en el sonido de una banda para conseguir captar la atención del público mayoritario (conocido popularmente como mainstream). A pesar de todo ello, el cambio no tiene por qué implicar necesariamente una mala calidad en las composiciones, pero generalmente suele producir una pérdida en la misma con respecto a las anteriores obras. Hoy en día se siguen produciendo casos de este tipo, y la novedad más reciente es la de Muse. La banda que sorprendió a medio mundo con su segundo trabajo (Origin of Symmetry, 2002), tras un álbum debut (Showbiz, 1999) que recibió críticas por tener un sonido demasiado cercano al de Radiohead, ha ido poco a poco consiguiendo una mayor respuesta del público mainstream. Con Black Holes & Revelations la formación se íba acercando peligrosamente a los brazos de aquellos ambientes, con The Resistance parecía llegar el momento de la unión definitiva, y esa unión finalmente se ha hecho realidad con su último trabajo: The 2nd Law.
The 2nd Law es el sexto larga duración de la banda de Teignmouth (Inglaterra) y ciertamente supone un cambio en el sonido de la banda bastante notable. La principal característica de este disco es que en su mayor parte no suena a Muse, o al menos no da la sensación de estar escuchando temas que desprendan la personalidad con la que Muse estaba acostumbrando en sus anteriores discos (con alguna pequeña excepción). En el álbum la banda parece decidida a realizar un disco de covers, más que un disco en el que traten de ofrecer algo al menos con una mínima originalidad. Casi todos los temas parecen estar realizados como un corta y pega de temas de otros artistas (salvo en un par de excepciones), intentando acercar algunas al sonido Muse pero sin sonar definitivamente a Muse. A favor del grupo he de decir que ejecutan los temas con la maestría que les caracteriza pero en detrimento del nivel compositivo de la mayoría de ellos. ¿Eso es bueno o es malo? Se suele decir que hay momentos en los que las bandas pueden llegar a realizar lo que les apetezca porque ya tienen un estatus alcanzado para hacerlo. Lo cierto es que eso puede ser cierto, pero una cosa es esa afirmación y otra es la pérdida de personalidad. Creo que la personalidad es algo fundamental en un artista, la evolución me parece indispensable para muchas bandas, pero siempre que se haga con naturalidad y nunca a cualquier precio.