La Creedence Clearwater Revival es uno de los grandes nombres de la historia del rock. Su historia se inicia con tres de sus componentes asistiendo a la escuela secundaria en la localidad californiana de El Cerrito, de donde eran originarios, a finales de la década de los cincuenta. John Fogerty (guitarra), Doug Clifford (batería) y Stu Cook (bajo) comenzaron a componer música y a tocar bajo el nombre de The Blue Velvets, bajo el respaldo del hermano de John (Tom Fogerty) y su colaboración en directos y grabaciones de la banda. En 1964 firman un contrato con Fantasy Records, sello independiente de San Francisco, y el propietario de la discográfica les propone cambiar el nombre anterior por el de The Golliwogs. Tom Fogerty ocupará el puesto de vocalista y de guitarra solista, aprovechando que además estaba escribiendo nuevo material para la formación. En 1966 John y Doug realizarán el servicio militar y la actividad de la banda se verá parada. A la vuelta el grupo tendrá la oportunidad de poder grabar un primer álbum a condición de que vuelvan a cambiar de nombre, siendo unas cuantas las propuestas que la propia banda tiene en mente para elegir el definitivo: Muddy Rabbit, Gossamer Wump y Creedence Nuball and the Ruby. Finalmente eligen la propuesta que más gustaba al propietario de la compañía: Creedence Clearwater Revival. El nombre surge de Creedence Nuball (amigo de Tom Fogerty), Clearwater ('agua limpia') y Revival por ser el estilo que impregnaría en su música.
En 1968, y antes de la grabación de su primer álbum, Tom y Stu realizarán su correspondiente servicio militar; quedando por tanto marcado un calendario de ensayos y conciertos para cuando la banda pudiese volver a estar reunida. Finalmente en julio de ese mismo año se publica su primer larga duración, del mismo título que el nombre de la banda y con un single (Susie Q) presentado en unas cuantas emisoras de radio del país. Susie Q rozará el Top 10 en la lista americana de singles. El sonido del grupo todavía no es el que posteriormente dará la fama al mismo (introduciendo elementos de la música sureña como el country o el sonido cajún), realizando versiones de rock & roll y blues de los años cuarenta y cincuenta. Es con la publicación de su segundo trabajo (Bayou Country) en 1969 cuando la banda publicará material propio a excepción de Good Golly Miss Molly (versión de Little Richard), definiéndose de esta manera y por primera vez el clásico sonido de la Creedence Clearwater Revival. Proud Mary se convertirá en todo un éxtio para la banda y acabará por confirmarlos como una de las bandas punteras del panorama musical, en una década en la que el pop estaba haciendo poco a poco sombra al rock.
Lista de temas
Born on the Bayou (9,5) Uno de los temas más importantes de la banda y que sirve para iniciar de manera excelente este segundo disco. Desde el primer segundo podemos apreciar el característico rock sureño y pantanoso que comenzaba a procesar la banda y que se surte magistralmente de influencias de la música country, cajún y blues. El riff principal de las guitarras de los hermanos Fogerty acompañará durante casi todo el tema, de manera punzante y amenazadora, mientras John comienza su particular muestra vocal con un grito demoledor. Excelentes solos, que se irán repitiendo poco a poco durante el desarrollo del tema, aunque pierden cierta fuerza debido a la ausencia de John Fogerty a las voces. También decir que la estructura se hace por momentos repetitiva, pero no llega a aburrir en ningún momento aunque sí que se echa en falta algo más para llegar a ser un tema totalmente redondo. Gran tema para abrir un gran disco.
Bootleg (8) Tema corto, simple y directo que se inicia con una guitarra acústica pero que en poco tiempo se transforma en un estupendo corte rockero. La base rítmica que se imprime da buenas muestras de la fuerza con la que el grupo podía aportar a sus temas, con estructuras muy simples pero realizadas con bastante clase. Destacados los momentos en que Fogerty intercala su voz con los solos de guitarra, tratando éstos de imitar el timbre del vocalista y guitarrista.
Graveyard Train (7) Llegamos al momento más bajo de todo el disco, y no precisamente por ser un tema de un nivel bajo. Graveyard Train es un intento de experimento e improvisación por parte de la banda que finalmente no sale muy bien parada. La base principal de guitarra y bajo, junto con el acompañamiento simple de la batería, no está nada mal pero el gran problema es sin lugar a dudas la duración de esa base principal. Durante algo más de ocho minutos, la banda repite constantemente el mismo patrón y sobre éste apenas realiza grandes cambios. Ni siquiera la voz de Fogerty parece ofrecernos cambio alguno, y solamente los solos de guitarra y los de armónica son lo más destacado de todo el tema. Resumiendo: no es un mal tema, pero peca de haber sido alargado en exceso para finalmente no acabar aportando demasiado.
Good Golly Miss Molly (9) Demostración de que la Creedence Clearwater Revival también puede realizar versiones de mucha calidad. En esta ocasión se trata del clásico de Little Richard, una fuente muy importante de la que bebió la banda durante sus primeros años como formación y sobre la que asentarían su sonido definitivo. Tanto John Fogerty a la voz y guitarra como el resto de sus compañeros realizan una gran labor, imprimiendo la velocidad a las letras y la música que el tema demanda. Extraordinaria versión de todo un clásico del rock & roll de los cincuenta.
Penthouse Pauper (8,5) Una canción que combina de manera genial el rock con el blues. Fogerty sigue en su línea de imprimir carácter e intensidad a las canciones, mientras que el resto del grupo le acompaña con no menor intensidad. Un tema realmente adictivo y con buenas dosis de creatividad, cosa que no llegaba a pasar con Graveyard Train (inicialmente pensada para ser un corte experimental y creativo). Muy notable quinto tema.
Proud Mary (10) Nos vamos acercando al final de este álbum y con ello encontramos uno de los temas más míticos de la formación americana (si no es el más mítico). Corto pero extremadamente intenso, a pesar de rayar a un ritmo realmente lento, supuso el primer gran éxito comercial a nivel de single para el grupo. El estribillo, además de ser muy pegadizo, es uno de los más conocidos. La estructura no pretende ofrecer nada que no sea una canción muy sencilla (apenas tiene cinco acordes) y efectiva para el gran público. Un clásico del rock en toda regla.
Keep On Chooglin (8) Termina este álbum con otro tema en la línea de Graveyard Train, aunque en esta ocasión saliendo mejor parado. Comentaba que Graveyard Train pecaba de ser un tema alargado en exceso y que llegaba a cansar con tanta repetición del mismo esquema; también se aprecia cierta monotonía en Keep on Chooglin pero no llega a ser tan monótono como el anterior, debido principalmente a que se deja un mayor espacio para la improvisación de las guitarras y de la armónica (que vuelve a aparecer nuevamente). Queda claro que esta clase de temas, con duraciones cercanas a los diez minutos, estaban más preparadas para ser tocadas en directo que en estudio ya que daban mayor flexibilidad y rienda suelta a mostrar las dotes instrumentales de los componentes. Notable manera de cerrar este genial disco.
CALIFICACIÓN: 8,5
Bootleg (8) Tema corto, simple y directo que se inicia con una guitarra acústica pero que en poco tiempo se transforma en un estupendo corte rockero. La base rítmica que se imprime da buenas muestras de la fuerza con la que el grupo podía aportar a sus temas, con estructuras muy simples pero realizadas con bastante clase. Destacados los momentos en que Fogerty intercala su voz con los solos de guitarra, tratando éstos de imitar el timbre del vocalista y guitarrista.
Graveyard Train (7) Llegamos al momento más bajo de todo el disco, y no precisamente por ser un tema de un nivel bajo. Graveyard Train es un intento de experimento e improvisación por parte de la banda que finalmente no sale muy bien parada. La base principal de guitarra y bajo, junto con el acompañamiento simple de la batería, no está nada mal pero el gran problema es sin lugar a dudas la duración de esa base principal. Durante algo más de ocho minutos, la banda repite constantemente el mismo patrón y sobre éste apenas realiza grandes cambios. Ni siquiera la voz de Fogerty parece ofrecernos cambio alguno, y solamente los solos de guitarra y los de armónica son lo más destacado de todo el tema. Resumiendo: no es un mal tema, pero peca de haber sido alargado en exceso para finalmente no acabar aportando demasiado.
Good Golly Miss Molly (9) Demostración de que la Creedence Clearwater Revival también puede realizar versiones de mucha calidad. En esta ocasión se trata del clásico de Little Richard, una fuente muy importante de la que bebió la banda durante sus primeros años como formación y sobre la que asentarían su sonido definitivo. Tanto John Fogerty a la voz y guitarra como el resto de sus compañeros realizan una gran labor, imprimiendo la velocidad a las letras y la música que el tema demanda. Extraordinaria versión de todo un clásico del rock & roll de los cincuenta.
Penthouse Pauper (8,5) Una canción que combina de manera genial el rock con el blues. Fogerty sigue en su línea de imprimir carácter e intensidad a las canciones, mientras que el resto del grupo le acompaña con no menor intensidad. Un tema realmente adictivo y con buenas dosis de creatividad, cosa que no llegaba a pasar con Graveyard Train (inicialmente pensada para ser un corte experimental y creativo). Muy notable quinto tema.
Proud Mary (10) Nos vamos acercando al final de este álbum y con ello encontramos uno de los temas más míticos de la formación americana (si no es el más mítico). Corto pero extremadamente intenso, a pesar de rayar a un ritmo realmente lento, supuso el primer gran éxito comercial a nivel de single para el grupo. El estribillo, además de ser muy pegadizo, es uno de los más conocidos. La estructura no pretende ofrecer nada que no sea una canción muy sencilla (apenas tiene cinco acordes) y efectiva para el gran público. Un clásico del rock en toda regla.
Keep On Chooglin (8) Termina este álbum con otro tema en la línea de Graveyard Train, aunque en esta ocasión saliendo mejor parado. Comentaba que Graveyard Train pecaba de ser un tema alargado en exceso y que llegaba a cansar con tanta repetición del mismo esquema; también se aprecia cierta monotonía en Keep on Chooglin pero no llega a ser tan monótono como el anterior, debido principalmente a que se deja un mayor espacio para la improvisación de las guitarras y de la armónica (que vuelve a aparecer nuevamente). Queda claro que esta clase de temas, con duraciones cercanas a los diez minutos, estaban más preparadas para ser tocadas en directo que en estudio ya que daban mayor flexibilidad y rienda suelta a mostrar las dotes instrumentales de los componentes. Notable manera de cerrar este genial disco.
CALIFICACIÓN: 8,5
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