Los orígenes del rock progresivo se remontan a la música clásica (sobre todo a la compuesta a principios del siglo XX). No cabe duda de que figuras como Bartók, Debussy, Schönberg o Stravinski inspiraron a la gran mayoría de compositores del rock progresivo. También hay que mencionar al jazz como uno de los géneros más influyentes en el posterior desarrollo de este subgénero del rock. Aunque esas son las primeras fuentes para la formación del rock progresivo, es a finales de los años sesenta (con el rock como género musical totalmente establecido) cuando se produce el nacimiento del subgénero. Bandas como The Beatles, The Moody Blues o Bob Dylan componen piezas cuya instrumentación (basada en el uso de instrumentos ajenos al mundo del rock y estructuras más complejas) y letras sirven para ayudar a plantar esa primera semilla progresiva. Sin embargo, un disco es considerado como el primero que realmente abre el camino al mundo del rock progresivo y sinfónico para convertirse en uno de los referentes dentro del género: In the Court of the Crimson King, el álbum debut de la banda británica King Crimson.
Formados en 1969, en Londres, King Crimson es considerada como la primera banda de rock progresivo de la historia. La formación inicial estuvo compuesta por Greg Lake (bajo y voz), Robert Fripp (guitarra), Michael Giles (batería), Ian McDonald (teclados e instrumentos de viento) y Peter Sinfield (letras). Este primer disco supuso toda una revolución en el mundo del rock, apartándose de las composiciones más básicas y creando un cojunto de sonidos y estructuras que apenas se habían escuchado hasta entonces. La base de una banda de rock (guitarra, bajo y batería) se funde con instrumentos como el melotrón (una de las señas de identidad del rock progresivo) o instrumentos de viento como la flauta, el clarinete o el saxofón. Los instrumentos clásicos de cuerda como violines o cell también suelen aparecer en las composiciones, demostrando también que la relación con la música clásica no era una mera casualidad. Con estas premisas y el uso de una letras llenas de reflexiones filosóficas o de referencias a mundos fantásticos, el rock progresivo incia su camino para convertirse en todo un subgénero referente del rock. Junto a King Crimson, bandas como Pink Floyd, Genesis, Yes, Jethro Tull o Emerson, Lake (ex componente de King Crimson) and Palmer dominarán, sobre todo, la primera década de los setenta.
Lista de temas
21st Century Schizoid Man (10) El tema se inicia con unos extraños sonidos (entre ellos parece distinguirse el de una locomotora) que durante apenas treinta segundos sirven para introducirnos en una sinfonía llena de potencia, frenetismo y cambios de ritmo apabullantes. El riff inicial de guitarra y saxofón, acompañados por una marcada batería y un no menos marcado bajo, descolocan al oyente desde el primer momento hasta que la primera estrofa es entonada (con voz distorsionada) por Lake. El esquema se repite para la segunda estrofa, y es a partir del segundo minuto cuando la banda realiza un primer cambio de ritmo totalmente brutal. A partir de entonces el tema se desarrolla instrumentalmente y en él se puede comprobar, de primera mano, la riqueza musical que nos ofrece la agrupación: una mezcla alocada de jazz y rock, con tintes psicodélicos y ritmos caóticos. No apto para enfermos cardiacos, desde luego. Un preciso solo de guitarra, a cargo de Fripp, nos da un pequeño respiro dentro de esta locura. El tema, tras esta desmotración de potencial instrumental, retorna a sus orígenes y vuelve a utilizar la primera parte (con diferentes estrofas, lógicamente) para cerrar este mastodóntico inicio. Brutal.
I Talk to the Wind (10) Se suele decir que tras la tormenta llega la calma, y eso se puede comprobar nada más iniciarse el segundo corte del disco. I Talk to the Wind se convierte en la primera balada, iniciándose con una suave y preciosa melodía de flauta travesera, y continuándo con una susurrante y delicada entonación a cargo, nuevamente, de Lake. La batería y la flauta acompañan las primeras estrofas, provocando un clima cálido y acogedor al oyente. Un clarinete también hace acto de presencia, sustituyendo a la flauta por un corto espacio de tiempo. La melodía no varía demasiado a lo largo del tema, pero sin duda se muestra de una belleza inconmensurable. Tras una brevísima pausa, la flauta se muestra como la protagonista absoluta y se marca un brillante solo para cerrar el último minuto de la canción. Si se haría una lista con temas de rock que sirviesen para relajar a una persona y trasladarla a un mundo lleno de paz, éste aparecería en las primeras posiciones. Sublime.
Epitaph (10) Hasta ahora llevamos dos temas perfectos, ¿llegará otro también en el tercer corte? No sólo eso. Esta tercera pieza es el mejor tema de todo el disco, en mi humilde opinión. Entonces, ¿los otros dos temas qué son? Pues los otros dos temas son redondos y merecen sendos dieces, pero lo de este tema demuestra aún más que todo eso. Si existiesen notas superiores al diez, desde luego este tema sería merecedor de una de ellas. El redoble de los timbales, los acordes de las guitarras acústicas, la suavidad del punteo de guitarra eléctrica y ese melotrón que se clava en la cabeza. Todo ello dispuesto para iniciar este tema de manera abrumadora. Lake consigue, con su voz, adentrarnos en una sinfonía de belleza conmovedora y melancólica ("Confusion will be my epitaph" es uno de los puntos culminantes). El tema va perdiéndose en el horizonte, destacando el vibrante melotrón y el precioso estribillo ("But I feel tomorrow, I'll be crying. Yes I feel tomorrow, I'll be crying"). Los pelos como escarpias al escuchar esta maravilla.
Moonchild (8) Tras tres maravillosos temas, encuentro en esta cuarta pista el momento menos brillante de todo el álbum. Moonchild ofrece más de doce minutos prácticamente experimentales. La primera parte parece mostrarnos una nueva pieza llena de considerable belleza, desarrollándose durante dos minutos de manera excelente. Este prometedor comienzo no tarda en tornarse oscuramente experimental, aunque esa experimentación dura demasiado tiempo. Diez son los minutos en los que la banda nos demuestra su capacidad para la improvisación. Nos obstante son diez minutos faltos de cierta estructura y cohesión entre los instrumentos. Está claro que el jazz es un género muy presente en la música de King Crimson, pero lo cierto es es que en este tema se lleva esa improvisación (característica del jazz) hasta más allá del límite permitido. Sobra minutaje en este tema por culpa de esa sobreexplotación de la improvisación. No obstante, y al menos en mi caso, esa sección no se llega a hacer tan pesado como se puede pensar en un principio. Aunque, como ya he dicho anteriormente, sí que le sobran minutos. Si hubiera sido un tema con otra estructura mejor desarrollada, sin duda que sería una canción excelente. Si el disco no es perfecto, es sin duda por esa sección instrumental tan larga e innecesaria. A pesar de todo ello, es un notable tema.
The Court of the Crimson King (9) El tema homónimo sirve para poner el punto final a esta obra maestra del rock progresivo. Atmósferas medievales, con bastante presencia de guitarras acústicas y flautas (sobre todo en la sección central), un melotrón que vuelve a hacer acto de presencia y unos coros vocales excepcionales. Destacar también, de forma muy significativa, a la batería de Giles. Estructuralmente hablando, el tema no ofrece demasiadas variaciones aunque sí que muestra una línea excelente en su conjunto. Sus sonidos parecen trasladarnos a la corte de un rey medieval. El desarrollo se muestra quizás más pomposo y aterrador que el que se pudo escuchar en Epitaph. Una excelente muestra, una vez más, de la grandiosidad de esta banda. Finaliza el considerado primer disco de rock progresivo, pero no hace más que comenzar una etapa llena de éxito para la formación. Larga vida al rock progresivo.
CALIFICACIÓN: 9,5
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